Mientras los países socios de EE. UU., esperan a que éste tome la decisión de iniciar su adecuación monetaria, la especulación reina en los mercados financieros mundiales generando inestabilidad y depreciaciones en las monedas, en la medida que se aprecia el valor del dólar.
Mientras tanto, la economía mundial se debilita y la mayoría de los emergentes pierden vigor, básicamente por la desaceleración de la economía China. Eso ha afectado especialmente a los países sudamericanos que establecieron fuertes relaciones comerciales con dicho país en la última década.
La economía mexicana, por su parte, sigue mostrando condiciones de debilidad por el contexto global de la menor demanda externa, y de los mercados financieros; pero a México no le ha afectado como a sus vecinos sudamericanos, que en algunos casos han entrado en francas recesiones.
En lo referente a Estados Unidos, se destaca que su economía se ha venido expandiendo a un ritmo cada vez más modesto, por el impacto negativo de la revaluación del dólar y la menor demanda global. La inflación en ese país sigue contenida pero a niveles insuficientes para el gusto de la FED. Por lo tanto, informa que sus acciones futuras, en cuanto a su adecuación monetaria, dependerán de la evaluación de la actividad económica, del mercado laboral y de la inflación.
Ante eso, todavía la semana pasada, la mayoría de los analistas especulaban que la elevación de las tasas de interés se presentarían hasta los primeros meses del próximo año, no obstante amenazas de llevar a cabo dichas acciones en la última reunión de la FED, a finales de diciembre próximo, ante los riesgos de una alta volatilidad en los mercados financieros, por su retraso.
Para el caso de México, se aprecia que la demanda interna sigue mostrando signos de fortalecimiento ante un desempeño favorable del mercado laboral; el incremento de remesas del exterior, que se refleja en el mayor consumo; el crecimiento del crédito bancario a las empresas, y los bajos niveles de inflación, en escalas históricas, que favorecen un mayor poder de compra en términos reales a la población. Esos han sido especialmente bajos en los energéticos, materias primas y servicios de telecomunicaciones.
Por otra parte, se dieron a conocer, a finales de la semana pasada, los 30 capítulos del documento del Convenio recientemente negociado del Acuerdo de Asociación Tans Pacífico, que comprende a 12 países, incluyendo a México, EE. UU., Canadá, Japón, Australia, Chile, Nueva Zelanda y otros, mismo que se prevé será firmado en el primer trimestre de 2016 y turnado al Senado para su aprobación.
Será la más grande apertura comercial de México en los últimos 21 años, puesto que prácticamente eliminará los aranceles a todos los productos, unas 12 mil clasificaciones. Las negociaciones concluyeron el 5 de octubre en Atlanta, Georgia, EE. UU.
Incluye algunas innovaciones como la regulación del comercio electrónico, con el ánimo de facilitar las transacciones; y por primera vez un acuerdo establece el compromiso de analizar periódicamente el impacto que está generando en la competitividad de los países miembros.
Además de los compromisos de apertura comercial en bienes y servicios, el acuerdo obliga a sus miembros a facilitar procedimientos aduaneros y combatir el contrabando.
Es el primer acuerdo de comercio e inversiones que establece mecanismos para garantizar que sus países firmantes mejoren su condición de desarrollo y promuevan esfuerzos para robustecer las capacidades productivas de los socios.
Dicho acuerdo debe ser firmado por los países socios y después ratificado por los órganos legislativos de cada país; una vez hecho esto, el acuerdo entrará en vigor 60 días después. También podrá entrar en vigor 60 días después de la firma en que por lo menos seis de los signatarios manifiesten estar listos y representen el 85% del PIB de la región TPP.
La apertura comercial y de servicios opera bajo la lógica comercial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), respetando los Principios de Nación más Favorecida y Trato Nacional.
Economista
@acanovelez
