Política

Mejoramiento de relaciones bilaterales EEUU-Cuba, ¿Presagio del desbloqueo?

• El anuncio fue recibido con expectación, aunque persiste la duda
• Es de esperar que Obama tome medidas ejecutivas para lograrlo

 

Por   José Luis Uribe Ortega

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En las postrimerías del 2014 los presidentes de Estados Unidos y Cuba, de manera simultanea anunciaron un mejoramiento en las relaciones bilaterales entre ambos países con la condición de respeto mutuo, lo que causo sorpresa positiva en los ámbitos diplomáticos de la mayor parte del mundo, fundamentalmente porque el mandatario estadunidense reconoció el fracaso de medio siglo de agresión, bloqueo y sabotaje económico y de todo tipo, sin embargo quedó en el limbo una fecha definitiva para levantar dicho bloqueo que afectó por más de 50 años y sigue afectando al pueblo cubano.
De acuerdo con información procedente de la isla, los festejos del 56 aniversario de la Revolución Cubana celebrado el primero de enero de este 2015, los cubanos lo celebraron bajo los efectos de un doble triunfo: la liberación de los cinco héroes y el reconocimiento formal de parte del imperialismo yanqui, por boca del presidente Barack Obama, del fracaso de medio siglo de agresiones.
Previamente el 17 de diciembre se había desbordado la alegría, por el anuncio de la inesperada victoria. En el ánimo de los isleños quedo claro que se abrirán embajadas y se discutirán temas de interés común, incluyendo el bloqueo. Hubo fiesta en La Habana, pero también quedó claro que el triunfo será completo cuando el mandatario de Estados Unidos tome medidas ejecutivas desarticulando el bloqueo, y logre que el Capitolio anule las leyes Torricelli (1992) y Helms-Burton (1996).
Ahora, la mayoría de los observadores internacionales de esta situación consideran de suma importancia que se deben enfocar todos los esfuerzos, en levantar el bloqueo, porque ya fueron suficientes 53 años. No se puede soslayar que a pesar de sus logros internos, los cubanos, tienen necesidades y urgencias, además, no pueden depender de más años para que en Washington se eliminen las diferencias de demócratas y republicanos en la materia.
Por lo que corresponde al gobierno cubano, es evidente que Raúl Castro, asesorado, obviamente, por Fidel, acomete una ofensiva final sobre el bloqueo tan repudiado; en la actualidad, se presagia su final gracias al apoyo mundial a favor del afectado. Y aunque se reconoce que no se puede realizar de inmediato, la batalla, se asegura, finalizará a favor de la isla, aunque es cuestión de tiempo.
Por otra parte, analistas cubanos e internacionales enfatizan el hecho de que Obama no autocriticó el bloqueo ni lo calificó de algo agresivo e ilegal; sólo le endilgó el fracaso, como resultado, sin juicios de valor. Eso los hace suponer que EU continuará su línea agresiva hacia Cuba, tratando de derrotar la revolución, a través de nuevos medios.
Lo que es una realidad es que a los Estados Unidos de nada les sirvió el bloqueo y menos para doblegar la revolución. Lo que hace pensar que ahora le apuestan a desgastar al socialismo con contaminación política.
Estudiosos del conflicto norteamericano-cubano, estiman que una vez levantado el bloqueo, la inversión extranjera tendrá doble aspecto: El deseado será el desarrollo de la economía local, más producción y empleo, sustitución de importaciones, mayores exportaciones y divisas. El indeseado, la alimentación de ideas capitalistas, afectación del rol dirigente del Estado en la economía, difusión de teorías socialdemócratas, captación de funcionarios de empresas estatales y del Estado para negocios privados e ilegales, entre otros.
Son riesgos que la actualización del modelo socialista considera necesario tomar, señalan. Y está muy bien que lo haga porque la visión colectiva, sintetizada por Raúl Castro, es alcanzar un socialismo próspero y sustentable añaden.
Se debe tomar en cuenta de que el presidente Castro está consciente de lo que falta. En su mensaje a la Asamblea Nacional, planteó: “el reto que tenemos por delante es muy grande: Hay que situar la economía a la altura del prestigio político que esta pequeña isla del Caribe ha conquistado gracias a la Revolución, al heroísmo y la resistencia de nuestro pueblo. La economía es la principal asignatura pendiente y tenemos el deber de encarrilarla definitivamente hacia el desarrollo sostenible e irreversible del socialismo en Cuba”.
Esa nueva política, de achicar el Estado sin quitarle el rol directivo, agrandar la autonomía de las empresas estatales, fomentar las cooperativas (hay 400 en operaciones) y aumentar la inversión extranjera, tiene sus riesgos.
Por otra parte es de considerar que la revolución perdura, sobreviviendo a los embates que se han lanzado contra ella, incluso cuando en los años 90 quedó sola, aislada y bloqueada por los cuatro costados, defendiendo el único remanente de la transición al socialismo que construyeron la revoluciones del siglo XX. Cuba, a pesar de los pesares, de los “periodos especiales” y no tan especiales, pese a las limitaciones y miserias, ha demostrado las grandes posibilidades de una economía no capitalista, de una economía en transición al socialismo para la especie humana.
Los analistas reconocen que en Cuba no se come carne todos los días, pero nadie se muere de hambre; que no cualquiera puede comprarse un automóvil nuevo, pero no hay ni niños de la calle, ni niños trabajando en condiciones de explotación. Hay un déficit habitacional enorme, pero no hay familias durmiendo con cartones en las aceras. El salario no alcanza para llegar al final de mes, pero sus habitantes no se ven acosados por la delincuencia, las drogas o la inseguridad.
Claudio Katz ya lo ha dicho: “La principal enseñanza reciente de lo ocurrido en Cuba es la enorme capacidad de mejora popular que ofrece un esquema económico-social no capitalista. En medio de la penuria económica, el aislamiento diplomático, las provocaciones militares, las presiones financieras y la agresión mediática se lograron preservar parámetros de esperanza de vida, escolaridad o mortalidad infantil muy superiores al resto de la región.
Este gran triunfo doble que celebra Cuba, junto a todos los antiimperialistas, demócratas consecuentes y socialistas del mundo se debe: en primer lugar, a la resistencia de su pueblo, a su perseverancia y orgullo de no doblegarse ante la esclavitud y la dominación extranjera, es una herencia de sus próceres, José Martí principalmente y en segundo lugar, al apoyo solidario de millones de personas, en especial latinoamericanos, que permanentemente se han movilizado para defender a la Isla y su derecho a la libertad e independencia, y fundamentalmente el mérito, en este triunfo, debido a la dirección política cubana, de Fidel y Raúl Castro.

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