Política

Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá, ejemplo de migración ordenada

Celebran  42 años del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá

 

 

México, Nov. 22.- El presidente de la Comisión de Asuntos Migratorios, Gonzalo Guízar Valladares (Encuentro Social), afirmó que el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá es ejemplo de que la migración puede ser ordenada,  sobre todo en estos momentos de incertidumbre por la llegada del nuevo gobierno estadounidense que encabezará Donald Trump, y cuando se amenaza con deportar entre 2 y 3 millones  migrantes.

 

En la reunión de trabajo “A 42 años del Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá”, el legislador subrayó que en estos momentos turbulentos que se vislumbran, “hay cosas buenas que están pasando y hay que valorarlas, entenderlas y difundirlas”.

 

Enfatizó que el salario que perciben los trabajadores temporales es equitativo e igualitario, es decir, les pagan lo mismo que a un canadiense. “Es un programa con un rostro humano y sensible y que ha dado ejemplos de éxito”.

 

Los trabajadores, dijo, están allá 8 meses intensos y cuatro meses en México, sobre todo en temporada de frio, conservando la familia,  indicadores que reflejan estrictamente que sí se puede lograr con orden, precisión y sentido humano la migración.

 

El diputado reconoció la gran coordinación interinstitucional entre México y Canadá en materia de migración, se pronunció por que este programa no sólo sea un memorándum sino un tratado internacional y revisar los protocolos y las posibilidades de robustecerlo y perfeccionarlo.

 

En su turno, el diputado Leonel Gerardo Cordero Lerma (PAN), secretario de la comisión, resaltó que ante las circunstancias políticas prevalecientes de Estados Unidos, se pueden hacer diferentes las cosas y entablar relaciones diplomáticas para dar solución a la migración laboral, fenómeno que se presenta en todo el mundo.

 

Destacó la importancia de conocer las partes positivas del programa y los desafíos para mejorarlo; estimó que en coordinación con los gobiernos estales, se debe difundir para que la gente lo conozca, así como ampliarlo y no se limite sólo al sector agrícola.

 

Ken Francis, de la embajada de Canadá en México, refirió que con la firma del memorándum de entendimiento del 17 de junio de 1974, dio inicio al Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales México-Canadá, que permite a nuestro país recibir oferta de empleo ya que se basa en la demanda por parte de los empleadores y en la firma de contratos.

 

Precisó que el programa ha crecido, al pasar de 203 trabajadores en 1974 a 23 mil 799 en 2016.   Los trabajadores pueden quedarse en Canadá hasta por un máximo de ocho meses y los cuatro meses restantes, cuando hace mucho frio, regresan a México con sus familias.

 

En la temporada 2016 se recibieron  24 mil solicitudes de trabajo, y a la fecha se han presentado mil 200 solicitudes para 2017. El programa  creció 4 por ciento en los últimos cinco años, añadió.

 

Comentó que opera en nueve provincias de Canadá y próximamente mil 831 granjas participan en él; 80 por ciento de trabajadores mexicanos regresan a Canadá cada año, “lo que revela que son altamente valorados”. En promedio un mexicano trabaja por seis años para el mismo empleador y muchos tienen más de 15 años en el programa.

 

Saúl Salvador Ronquillo García, director general adjunto de Protección para el Resto del Mundo de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), afirmó que el programa es ejemplo de movilidad laboral exitoso acordado entre dos gobiernos en el que se establecen reglas claras, beneficios para todas las partes involucradas y es revisado anualmente a nivel de gobiernos federales en una reunión intergubernamental.

 

Detalló que la participación de la SRE es capacitar a los  trabajadores para que conozcan en qué consiste su empleo y dar atención jurídica y médica. También se realizan visitas a las granjas para garantizar que los trabajadores desarrollen su trabajo en condiciones dignas, salubres y seguras.

 

Precisó que se hace un esfuerzo importante por parte de los cinco consulados que tienen que cubrir la verificación de las más de mil granjas en nueve provincias, por lo que se debe ser selectivo en los procesos de inspección porque el personal no alcanza para cubrir el cien por ciento del universo y se tienen que identificar a las que tienen más quejas.

 

Enfatizó que este programa es ejemplo de la solidaridad y coordinación interinstitucional que existe entre las agencias del gobierno de México, para coadyuvar en su buen desarrollo desde el inicio hasta el fin del programa y de lo que implica para el trabajador, y un ejemplo de cooperación internacional con el gobierno de Canadá.

 

Resaltó que el programa no es excluyente y la intervención de las mujeres se ha incrementado; en la temporada pasada fueron cerca de 800 mujeres las que participaron.

 

Rocío del Carmen Osorno Velázquez, investigadora sobre el Programa de Trabajadores Agrícolas Temporales para la Universidad de Carleton, Canadá, comentó que el desafió de México es capitalizar a los trabajadores que regresan de Canadá para que puedan insertarse a la economía en los periodos cortos que están en nuestro país.

 

Consideró que se debe escuchar a los trabajadores temporales para conocer su perspectiva y experiencia en relación al programa, sobre todo cuando están más de medio año fuera de su país y cuáles son las necesidades específicas que tienen.

 

Ari Aabrahamssohn, ex subdirector de Archivo Diplomático y delegado de la SRE en las demarcaciones de Miguel Hidalgo y Benito Juárez,  señaló que las zonas más beneficiadas con el programa son los municipios rurales de Tlaxcala y Puebla, percibiéndose la presencia de las remesas en sus regiones; pero no tanto como en Los Altos de Jalisco o Zacatecas.

 

Por ello, estimó que se deben generar políticas públicas para que estas inversiones se reflejen en la productividad regional de donde están migrando.

 

Rosa María Vanegas García, profesora investigadora de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia, dijo que el trabajador temporal no obtiene pago de horas extras, ni se les reditúa económicamente conforme lo establece el contrato. Además, se les presiona constantemente para que trabajen rápido, se les restringe el derecho a la participación sindical y no pueden elegir al patrón ni a una residencia permanente.

 

Sostuvo que los  empresarios prefieren tener las viviendas cerca de los cultivos, sin considerar que los  trabajadores inhalan los productos químicos como pesticidas y corren el riesgo de adquirir, desde una alergia hasta cáncer.

 

Estimó que se debe considerar que el memorándum de entendimiento se reconozca como tratado internacional, y los consulados deben estar atentos al llamado de los trabajadores y garantizar los derechos de los mexicanos.  En México, dijo, hacer revisiones constantes de las condiciones físicas con las que salen y regresan a Canadá, así como realizar estudios clínicos por el uso de pesticidas y que también se dé atención médica en nuestro país.

 

Octavio Nava Manrique, especialista en migración laboral, destacó la importancia observar la otra migración, no sólo voltear hacia Estados Unidos sino hacia Canadá. Se pronunció por analizar que el programa que es tan exitoso, pueda ser ampliado y no sólo sea para el sector agrícola.

 

Refirió que la migración desde 1970 en Canadá ha sido alrededor de 250 mil trabajadores y podría  llegar a 380 mil, es decir, “es un mercado en el que habiendo una relación bilateral ordenada y legal, puede ser una oportunidad para nuestro país”.

 

En este momento que se da la situación crítica coyuntural con Estados Unidos, voltear a Canadá y tener mayores oportunidades, puede ser algo que esta Comisión puede encabezar a través de un diálogo permanente, afirmó.

 

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