Salud

Unidad de Medicina del Sueño trata a pacientes que se recuperaron de COVID-19

·         Unidad de Medicina del Sueño colabora con el Servicio de Seguimiento pos-COVID-19 para la recuperación integral

·         Dormir bien mejora la calidad de vida

México, Mar. 20.- La pandemia por COVID-19 puede ocasionar trastornos como insomnio y apnea de sueño, que en ocasiones requieren atención médica. Por ello, la Unidad de Medicina del Sueño del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Ismael Cosío Villegas” (INER), colabora con el Servicio de Seguimiento pos-COVID-19 para la recuperación integral de pacientes.

La responsable de la Unidad de Medicina del Sueño del INER, Martha Guadalupe Torres Fraga, dio a conocer que han realizado alrededor de 50 estudios para apnea de sueño en pacientes recuperados de COVID-19 y un centenar de personas más han recibido atención y tratamiento por insomnio y estrés postraumático, relacionados con la pandemia.

Precisó que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino (Ensanut MC) 2016, cerca del 25 por ciento de personas mayores de 20 años tiene riesgo alto de padecer apnea del sueño, mientras que 37 por ciento padece o ha padecido síntomas de insomnio.

El sueño tiene una función vital en cada etapa de la vida de las personas, ya que en esa fase se llevan a cabo procesos biológicos indispensables para el crecimiento, la consolidación de la memoria, el aprendizaje y la estabilidad cardiovascular, entre otros, aseguró Torres Fraga.

De acuerdo con la evidencia científica, el sueño saludable es vital para la salud integral. Por ello, recomendó mejorar la calidad del sueño con acciones simples como establecer un horario para dormir y despertar, evitar ingesta de alcohol, tabaco y cafeína antes de acostarse y cenar ligero, sin picante ni condimento al menos cuatro horas antes de dormir.

También sugirió evitar hacer ejercicio vigoroso antes de ir a dormir; en la edad adulta prescindir de las siestas o que éstas sean de menos de 45 minutos. Al dormir durante el día, utilizar ropa cómoda, que la habitación esté a temperatura ambiente templada, ventilada y con la menor cantidad de luz posible, entre otras cosas.

La responsable especialista precisó que la cantidad de sueño es distinta en cada etapa de la vida de las personas. Por ejemplo, recién nacidos deben dormir entre 16 y 18 horas; prescolares, 12 horas; escolares, 10 horas; adolescentes y personas adultas, entre seis y ocho horas.

Alertó que en la adolescencia existe más riesgo de que los patrones de sueño cambien drásticamente. Es necesario que este sector poblacional duerma al menos ocho horas.

Asimismo, Torres Fraga subrayó que apnea del sueño, trastorno respiratorio del dormir, insomnio y trastorno no respiratorio del dormir, son los padecimientos más comunes que atiende la Clínica del Sueño, que depende de la Unidad de Medicina del Sueño.

Recordó que el estrés, la ansiedad, la obesidad, dormir tarde, el uso de pantallas -que se ha incrementado en este último año-, entre otros, tienen un impacto negativo sobre el sueño, por lo que recomendó a la población encontrar un equilibrio en estos factores para lograr una buena higiene y calidad del sueño.

La Unidad de Medicina del Sueño del INER, cada año brinda servicios, en promedio, a cinco mil personas con trastornos y apneas del sueño.

Actualmente 70 por ciento de la atención se otorga vía remota, para evitar exponer a profesionales y pacientes a un eventual riesgo de contagio con la atención en consultorio.

Esta clínica, que ofrece servicio desde 1991 en el INER, cuenta con cinco especialistas en la materia y cinco camas para polisomnografía, que se utilizan para diagnosticar trastornos del sueño.

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