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Una desgracia, la mentalidad automovilística

El uso cotidiano del auto altera la mente de las personas al punto de que pierden sensibilidad y sentido de la realidad; el cambio en la mente del usuario de auto puede llegar a ser tan profundo como el que produce cualquier droga dura.  Las personas que lo sufren pueden luchar hasta la muerte en defensa de su hábito. Son víctimas de una nueva forma de esclavitud: el sistema de transporte urbano que provoca importantes cambios en la personalidad. Difícilmente un grupo de “automovilistas anónimos” los puede liberar de su adicción. Se trata pues, de uno de los daños más graves que produce el “amor al auto”: aniquilación de la sensatez, la capacidad de convivir con la Naturaleza y la sociedad, y finalmente el desquiciamiento de la persona humana.  

El homo automovilis, creación de la era de la producción en masa( de mentalidades), produce tal cantidad de daños a la ciudad y al mundo debido al gran poder que ejercen sobre la sociedad sus pasiones y alucinaciones: están muy presentes en la presidencia de la Republica y en las secretarias de estado, muy especialmente en la SEMARNAT; en las cámaras de senadores y diputados, especialmente en las comisiones de medio ambiente; en la Suprema Corte y los tribunales superiores de justicia; en los organismos autónomos, en particular en las comisiones de derechos humanos; en las rectorías universitarias y en las direcciones de facultades y escuelas; en el Centro Mario Molina y en la Comisión Ambiental Metropolitana; en las cámaras industriales y de comercio; en los consejos de “hombres de negocios” y otras patronales; en las televisoras y radiodifusoras principales; en las ONGs de “expertos” en movilidad o contaminación del aire; en aquella minoría de la población pobre que desea intensamente ser muy poderosa, productiva y competitiva. La pulsión de poder es su sustento y el auto su fetiche.

La mentalidad automovilística ha decidido que la construcción de carriles confinados, topes , lomos, orejas, angostamientos de calles o la creación de grandes zonas peatonales no son medidas fundamentales en la recuperación de la movilidad en esta ciudad; que proteger y ampliar la superficie dedicada a las personas que caminan, las bicis y el transporte colectivo es absurdo y contaminante; que el problema de la calidad del aire se debe principalmente al transporte de carga y las industrias; que el Hoy No Circula no sirve para enfrentar las contingencias ambientales; que los autos nuevos o los eléctricos no contaminan; que las grandes armadoras de autos no instalan software para engañar a los verificadores de emisiones; que la solución a los congestionamientos está en la construcción de deprimidos como el de Insurgentes y Río Mixcoac; que la construcción del segundo piso en el periférico no aceleró el crecimiento de la masa de autos en circulación; que la eliminación de las tenencias ha sido una medida genial; que la construcción del distribuidor vial de San Antonio no desencadenó la construcción de cientos de distribuidores viales en el país y la construcción de segundos pisos; que los remates de autos nuevos que hacen los armadores de autos- por medio de grandes facilidades de pago, cuando caen las exportaciones- no contribuyen mucho a provocar los grandes congestionamientos y las contingencias ambientales de esta Cuenca.  

En los hechos, la mente Das Auto define quién es el principal responsable o responsables del congestionamiento en la ciudad y de los muertos y enfermos producidos por la contaminación del aire o los accidentes en la vía pública; establece cuáles son los principales problemas de la circulación de vehículos y cómo deben resolverse los problemas creados por  el auto y el transporte en general;  precisa cuáles programas y proyectos de movilidad y transporte sirven y cuáles no sirven; especifica cuáles son los datos científicos de la calidad del aire que deben utilizarse y cómo deben interpretarse. La mente automovilística lo sabe todo. Las leyes y los reglamentos pasan a segundo término frente a sus dictados.  Es una consecuencia de los privilegios que se compran cuando se compra un auto. La opinión de un automovilista se distingue: pesa más que la de diez personas sin auto.

Mientras las grandes decisiones sobre la calidad del aire, el transporte urbano y la movilidad en la Cuenca del Valle de México estén en manos de personas que utilizan diariamente el auto no habrá mejoría alguna en estos aspectos tan importantes en nuestras vidas.  

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Miguel Valencia Mulkay

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