Política

Riqueza biocultural de México debe ser aprovechada por la colectividad

Celebra Semarnat Día Internacional de la Biodiversidad
  • Inició el ciclo de videoconferencias, organizado por la Semarnat, para reflexionar y caminar hacia la transición socioambiental de México.
  • Se destacó el vínculo estrecho e indisoluble de la diversidad biológica y la cultura de los pueblos originarios.

México, Mayo 23.-En el Día Internacional de la Diversidad Biológica, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) dio inicio la Jornada de Diálogos Ambientales “Pandemia, Poscontingencia y Transición Socioambiental en México”, con el objetivo de reflexionar en torno a distintos temas que permitan construir una visión colectiva de las alternativas ecológicas frente al escenario que enfrenta la humanidad.

Estos conversatorios pretenden ser también un área de oportunidad para recapitular sobre los avances y retos a un año de gestión del Dr. Víctor M. Toledo Manzur al frente de esta dependencia federal.

“La Transición Biocultural: Biodiversidad como Patrimonio Biocultural” es el tema con que abrió este ciclo de videoconferencias. Contó con las ponencias del subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Semarnat, Arturo Argueta Villamar; de la directora general del Sector Primario y Recursos Naturales de la Semarnat, Adelita San Vicente Tello, y del investigador y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alberto Betancourt Posadas.

Argueta Villamar señaló que el alimento del planeta se sustenta en tres legados: la riqueza biodiversa; la riqueza cultural, con 68 familias lingüísticas y 364 lenguas distintas, y la riqueza de un proceso domesticador que comenzó hace 9 mil años, conocida como la revolución neolítica, y que registra la domesticación de 750 diferentes especies. Se deben sumar, dijo, dos elementos que han hecho posible que la biodiversidad sea apropiada socialmente: los pueblos indígenas y la megadiversidad de nuestro país que representa el 10% de las especies que existen en el mundo.

Recordó que estos tres legados se encuentran fuertemente amenazados. En el caso de México, citó que el 28% del territorio está transformado a otros usos del suelo, y ahí ya no hay vegetación natural; la deforestación entre 2010-2015 alcanzó 92 mil hectáreas; tenemos 1,462 especies invasoras que causan graves daños al suelo y a los cuerpos de agua; se registran 2,500 especies en riesgo (52% mamíferos, 51% anfibios, 50% reptiles).

Sobre las familias lingüísticas, expuso que en América Latina y el Caribe, donde se contabilizan 560 idiomas indígenas, una de cada cinco poblaciones han perdido su lengua materna y 26% están en riesgo de desaparición, al igual que las especies biológicas. En el caso de las especies domesticadas, agregó, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) advierte que en México una buena cantidad de la ganadería que han preservado campesinos y pueblos indígenas está en peligro de extinción.

En este contexto, el funcionario federal reiteró que el rescate y protección de la riqueza biocultural de México es prioritaria para la administración que encabeza el secretario Víctor M. Toledo, la cual debe ser aprovechada colectivamente y no por unos cuantos.

Para ello, el Programa Sectorial de Medio Ambiente y Recursos Naturales 2019-2024 propone avanzar en cinco grandes rubros: promover la conservación, protección, restauración y aprovechamiento sustentable de la biodiversidad y de los ecosistemas y mantener ecosistemas funcionales y pueblos en bienestar, con un enfoque territorial y de derechos humanos, además de considerar a los pueblos y regiones bioculturales en áreas geográficas específicas. Este último, precisó, es el punto central. Los otros cuatro tienen que ver con cambio climático, temas de agua, entornos libres de contaminación e impulso, junto con los colectivos, de una gobernanza ambiental, es decir, ciudadanizar las decisiones ambientales.

Finalmente, citó los siete ejes de transición en que trabaja la Semarnat, algunos de ellos en coordinación con otras dependencias del Gobierno de México mediante sinergias estratégicas: agroecología y pesca, agua, energía, bioculturalidad, urbano-industrial, educativa, ciudadanización y gobernanza ambiental.

La directora general del Sector Primario y Recursos Naturales de la Semarnat y punto focal del Protocolo de Nagoya, Adelita San Vicente Tello, hizo un repaso del trabajo que se realiza en torno a ese Protocolo firmado en 2011 y ratificado en 2012. Es parte del Convenio de Diversidad Biológica que tiene tres objetivos, indicó, uno de los cuales es la participación justa y equitativa de los beneficios derivados de la utilización de los recursos genéticos contribuyendo a la conservación y al uso sostenible de la diversidad biológica.

San Vicente Tello rememoró el momento en que el gobierno de México ratificaba el Protocolo de Nagoya. Mientras suscribía el documento, precisó, autorizaba también la siembra experimental y piloto de maíz transgénico: el 6 de junio de 2012 otorgó el permiso para sembrar 200 mil hectáreas de soya transgénica en seis estados.

Al resaltar la necesidad de proteger nuestros recursos genéticos y el conocimiento tradicional, planteó que debemos hablar sobre transversalidad para que todos los sectores los protejan, y ver a la biodiversidad no como mercancía o con valor de uso, sino bajo otro marco conceptual.

Refirió que se han elaborado protocolos bioculturales en 23 comunidades, uno de ellos en la Sierra Gorda de Guanajuato, con productores que cultivan la planta llamada chilcuague, un anestésico muy efectivo; además de otros con productores de Puerto Juárez, Querétaro; Vicente Guerrero, Tlaxcala, y Santa Ana Teloxtox, Puebla, y varios más.

Con respecto a los pasos a seguir, señaló la necesidad de una amplia campaña de información sobre el Protocolo de Nagoya en las comunidades para que conozcan su importancia, así como ventajas, oportunidades y amenazas.

Asimismo, consideró necesario un debate nacional sobre los recursos genéticos, el establecimiento de medidas jurídicas y administrativas y de políticas adecuadas a nuestro contexto nacional respetando los derechos humanos, protegiendo la biodiversidad y, como lo han señalado el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario Toledo Manzur, bajo el principio de soberanía nacional.

Por su parte, el académico e investigador de la UNAM, Alberto Betancourt Posadas, coincidió en que la actual crisis generada por la presencia del COVID-19 representa una oportunidad para México y el mundo de plantear un nuevo modelo dialógico de conservación de la biodiversidad que escuche a otras culturas bajo una nueva relación que integre ciencias naturales y humanidades.

Advirtió que ante este nuevo panorama, el ser humano se enfrenta al reto de mejorar sus formas de conocimiento y dar paso a lo que podría llamarse un nuevo “ethos científico” que desdibuje las fronteras entre las ciencias naturales y las humanidades para dar paso a la creación de corredores que permitan la comunicación entre estas disciplinas y aprovechen la sabiduría generada por los grupos que han sido tradicionalmente excluidos.

Explicó que la visión hegemónica prevaleciente desde el siglo XVIII y que privilegia el dominio de las Ciencias Naturales por un grupo reducido de científicos, ha entrado en tensión con la visión emergente que se ha evidenciado a partir de los últimos dos encuentros de la Convención de Diversidad Biológica de la Organización de Naciones Unidas, en Cancún y en Sharm el-Sheikh, que propone una nueva relación complementaria entre las ciencias naturales y las humanidades.

Destacó que durante la presente administración, con la presencia de una nueva generación de funcionarios que llegaron a Semarnat, se defiende esta nueva visión biocultural que revalora la estrecha relación entre diversidad biológica y cultura.

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